"La Generalitat de Catalunya, acaba de imponer una sanción de ¡ 600 ¡ euros a la tienda de frutos secos LA VALENCIANA situada en la calle Aribau, esquina a Gran Vía y a Plaza Universidad.
Después de unos meses de presiones de los inspectores "lingüísticos" accedieron a cambiar el rótulo de la calle y ponerlo en catalán. No satisfechos y seguramente por la resistencia, ahora les multan por tener los rótulos de los frutos que venden en castellano.
Se está recibiendo a través de mensajes a móviles, una convocatoria para el 3 de Enero a partir de las 6 de la tarde para ir a comprar frutos secos a esta tienda, en apoyo y solidaridad con ellos.
Que sea nuestro regalo de Navidad para ellos."
Sancionan a los dueños de la horchatería La Valenciana por no rotular en catalán
La Agència Catalana de Consum de la Generalitat ha sancionado a los dueños de la casi centenaria horchatería La Valenciana, situada en el centro de Barcelona, por no rotular sus productos en catalán. Este organismo ha impuesto una multa de 600 euros a los propietarios del establecimiento Fruits Secs Parami, una de las tiendas de La Valenciana, a pesar de que los dueños cambiaron el rótulo exterior cuando se lo requirieron.
Sin embargo, fueron sancionados porque en el interior del establecimiento los productos no llevaban la etiqueta en catalán. Los propietarios no quisieron ayer hacer declaraciones respecto a lo sucedido.Pagaron la multa el pasado mes de septiembre y prefieren callar para evitar males mayores.
Primero los denunciaron. Después les advirtieron que cambiaran el rótulo exterior porque debía estaba en castellano. Y lo hicieron.Donde dije frutos secos digo fruits secs. Pero ni así la Agència Catalana del Consum de la Generalitat tuvo suficiente. Unos días después, una inspectora acudió al establecimiento para notificar a sus dueños que les iban a sancionar porque en el interior, los pequeños carteles de los productos no estaban escritos todos en catalán. Por si fuera poco, los afectados y multados son los dueños de la horchatería La Valencia con casi un siglo de historia y que está situada en el centro de Barcelona. No quieren hablar porque ya han tenido suficientes problemas. Y no quieren más.
El pasado 7 de septiembre, momento en el que el socialista Jordi Valls estaba al frente del Departament de Treball i Indústria, del que dependía entonces Consum, fue impuesta una sanción de 600 euros a Severino Cortés por «vulneración de los derechos lingüísticos de los consumidores y usuarios, atendiendo a que en el interior del establecimiento, hay rótulos y descripciones de los productos redactados sólo en castellano». Los denunciados, aunque a regañadientes, pagaron porque ya han tenido suficientes problemas. Y no querían más.
El origen de la sanción se remonta al 7 de septiembre de 2005 cuando Omnium Cultural, una entidad privada dedicada a la promoción y la normalización de la lengua catalana, presentó una denuncia en Consum porque el establecimiento Frutos Secos Parami, situado en la calle Diputación a escasos metros de la horchatería y que es de los mismos dueños, estaba rotulado en castellano. En aquellas fechas, la Agència Catalana de Consum dependía del Departament de Comerç Turisme i Consum, dirigido por el dirigente de ERC Josep Huguet. Tres semanas después de recibir la denuncia, Consum remitió una carta al dueño del comercio para que «se adecuara a la normativa vigente sobre política lingüística catalana».Les dieron un plazo de dos meses, lo que fue aprovechado por los propietarios para cambiar el rótulo exterior.
Sin embargo, una inspectora acudió al establecimiento transcurrido ese tiempo y notificó a los dueños que les iban a sancionar porque «las descripciones de los productos aliaendos están sólo en castellano».Volvieron entonces a modificar todos los carteles que hay en el interior de la tienda e incluso remitieron una fotografía en la que se mostraba las modificaciones. Ni así evitaron la multa. Los propietarios pagaron y callaron. No querían más problemas.Por eso ayer mismo se podían leer los minúsculos rótulos de todos los productos en catalán. Donde decía almendras dice ahora ametlles.
En la sanción, a la que ha tenido acceso EL MUNDO, se especifica que la inspección realizada tras el apercibimiento por carta demostró que en el interior del establecimiento hay rótulos como «compruebe el cambio, el tiquet y el producto antes de salir del establecimiento, en caso contrario, la empresa no se hace responsable» sólo en castellano. Además, «las descripciones de los productos alineados están sólo en castellano», añade la resolución.
Tras la inspección, el pasado 22 de mayo la Agència Catalana del Consum propuso una sanción económica de 600 euros por estos hechos. De nada sirvieron los intentos de los dueños por demostrar que también habían modificado las etiquetas que hay en el interior del establecimiento, tal y como ayer se podía ver. Aún así, los propietarios decidieron no recurrir la multa impuesta y abonarla.
En el local había ayer tarde decenas de clientes realizando las compras navideñas. Algunos se tenían que acercar a las etiquetas de los alimentos para entender lo que ponía, ya que muchos de los productos no eran reconocidos por los consumidores al estar escritos en catalán. Los dueños se negaron a hacer cualquier clase de declaración respecto a la sanción, pero una clienta le mostró su apoyo por lo sucedido a uno de los propietarios de este negocio familiar.
En la página web de Omnium Cultural, la entidad que denunció al comercio hace más de un año, se habla de cultura, de integración y de la época de persecución y censura que vivió la lengua catalana durante épocas pasadas. Los dirigentes de este organismo definen sus objetivos con una frase lapidaria: Omnium «tiene la voluntad de convertirse en el punto de encuentro de la sociedad».
Casi 170.000 euros en sanciones
BARCELONA.- La reedición del tripartito ha significado una reubicación de la Agència Catalana del Consum, que ha pasado a depender del Departament de Economia i Finances, dirigida por el socialista Antoni Castells. Anteriormente había dependido de otros departaments, aunque uno de sus mayores impulsores siempre ha sido el republicano Josep Huguet.
La Agència Catalana del Consum ha sido la entidad más sancionadora del tripartito en sus primeros años de gobierno llegando a recaudar casi 170.000 euros.
La normativa que enmarca estas sanciones por no rotular en catalán data de la Ley de Política Lingüística aprobada en 1998 bajo el mandato de CiU. Sin embargo, el gobierno de Jordi Pujol nunca llegó a hacer uso de esta posibilidad. Hay que tener en cuenta que el periodo de cadencia de los decretos de desarrollo de la ley establecidos para la adaptación de las empresas finalizó hace tres años.
Desde 2003 y bajo la presidencia de Pasqual Maragall, el tripartito recaudó un total de 212.450 euros por incumplimientos de la Ley de Política Lingüítica, cuyo mayor exponente siempre ha sido la Agència Catalana del Consum.
Sólo en 2005, fueron multados 119 comercios por no rotular en catalán.
Desde el año 2003, la Agència Catalana del Consum ha llevado a cabo un total de 3.632 inspecciones por infracciones de esta clase.
No obstante y según explicaron fuentes oficiales, únicamente han sido multados 143 comercios, a los que se les han impuesto multas por un valor total de cerca de 170.000 euros.
Cataluña, El Mundo
21 desembre 2006
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